Bajemos la curva de la angustia y ansiedad.
¿Cómo se han sentido en las últimas semanas, en los últimos meses, ayer, hoy? ¿Qué emociones han estado rondando en su cuerpo, en su mente? ¿Cómo se han sentido en relación a los demás? ¿Han sentido ansiedad, angustia, incertidumbre, particularmente relacionadas con el futuro? Seguramente se han sentido melancólicos por las cosas que se han dejado de hacer, por las personas que se han dejado de ver, por los abrazos y besos que ya no se pueden sentir…
En diciembre de 2019 se reportaron los primeros casos en Wuhan (capital de la provincia de Hubei, en China), de cómo un virus estaba haciendo estragos. Desde acá lo veíamos lejano, como simples espectadores aunque con cierto temor e incertidumbre. Sin embargo, sólo bastaron unas semanas para ver el gran golpe e impacto a nivel biosicosocial que ha provocado a nivel mundial, que hizo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociera al COVID 19 como una pandemia (11 de marzo de 2020). Nuestro país, aunque lejano, no escapó a este fenómeno y se difundieron profusamente medidas de prevención y cambio de hábitos que debemos observar para relacionarnos de manera segura y responsable para bajar la curva de contagio.
Sin embargo, hay una curva que se ha asentado silenciosamente y que ha ido en aumento paulatino, situación de la cual difícilmente puede salirse airoso. La OMS advirtió hace unas semanas de las consecuencias para la salud mental que está provocando el coronavirus en el mundo y de las que pueden producirse en el futuro, con un posible aumento de suicidios y de trastornos a nivel emocional.
Un conjunto de situaciones sicosociales, entre otras el aislamiento físico, el miedo, la incertidumbre, el desempleo, están afectando a toda una población, en distinta frecuencia e intensidad, a lo que nadie está inmune. Se pueden expresar con malestares físicos (temblor, dolor de cabeza, pérdida de apetito, náuseas, dolor en el pecho, respiración más agitada), aflicción, sentimientos de tristeza, estar a la defensiva, sentirse nervioso, irritable, tener reacciones emocionales exageradas, ideas negativas recurrentes, insomnio o dificultad para dormir. Estas emociones y reacciones no sólo nos alteran el bienestar emocional, sino que también repercuten en la relación con quienes estamos conviviendo 24/7, en cuarentena, e incluso en el ámbito laboral.
Dentro de este contexto, existirán días negros, grises y otros de hermosos colores. Es normal sentir malestar emocional, dado el escenario en el cual estamos, pero si estas emociones, estos malestares, se mantienen en el tiempo puede afectar no solo la salud mental sino también la física, ¿Qué podemos hacer entonces para bajar esta gran curva de ansiedad y angustia? A continuación va una serie de actividades posibles, entre las cuales pueden elegir las que más les acomoden a sus requerimientos y entorno.
Estaremos atentos a su correo. A la brevedad responderemos con toda la información necesaria para que sea parte de esta nueva red de apoyo.
Mi Adulto Mayor | buscador de Residencias y Servicios para el Adulto Mayor ® Todos los derechos reservados 2015.